Desde el principio de mi carrera decidí trabajar con el cuerpo como un soporte más, como también con la autobiografía. Me interesan mucho las reverberaciones que pueden tener nuestras propias emociones y experiencias vistas por otras personas, al encontrar en ellas su reflejo o su opuesto.

 

Viviendo en Berlín y en Nueva York tuve una sensación de pérdida de referentes muy grande. A veces, cuando me sentía muy perdido el poder verme durante un momento en el espejo me hacía sentirme en casa: el cuerpo y la identidad como refugio.

 

Estos dos autorretratos de gran formato nos cuentan soterradamente esta historia: ambos son muy representativos de la vida que llevaba en ambas ciudades, tan opuestas. En ambos superpuse mis recorridos realizados en ambas ciudades en Berlín a modo de trazo y en el de Nueva York a modo de quemadura.